Al hablar de Venezuela es inevitable referirnos a Caracas, su Capital, aunque no se trata del principal destino turístico del país. De hecho, pueden venir a Venezuela sin pasar por ella, ya que el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar se encuentra en Maiquetía, en la costa central. Desde allí habrá que subir unos 800 metros hasta la ciudad, para lo cual lo mejor es contratar un taxi en el aeropuerto (hay líneas especiales para eso, identificadas, pregunte en cualquiera de los mostradores al salir de la aduana) o, mejor, acordar el transporte antes de viajar a través de una agencia de viaje.
Una vez iniciada la subida hacia la capital, hay dos cosas que impresionan a los viajeros cuando llegan por primera vez: una natural y otra humana y social. Por un lado, la imponente presencia del Ávila la montaña que la bordea al norte y que forma parte de la Cordillera de la Costa que separa a la ciudad del litoral y, por otra, el marcado contraste que representan la cantidad de viviendas humildes que se observan de improviso luego de mucho verde y que señalan la proximidad al valle de Santiago de León de Caracas.
Siguiendo el recorrido, después de una subida prolongada por la autopista que seguramente tomó el vehículo contratado, se inicia una paulatina bajada que nos permite observar los primeros grandes edificios (los bloques del 23 de Enero) de la ciudad justo antes de llegar al tercer túnel (Boquerón I), después del cual ya podemos decir que estamos en Caracas. Se abre la visión del valle y continuamos transitando la autopista Francisco Fajardo, (que debe su nombre al conquistador inicial del valle) en vía hacia el este.
Esta autopista, que parece dividir la ciudad en norte y sur, es realmente un divisor artificial paralelo a lo que es su divisor natural: el Río Guaire que recorre el valle en dirección hacia oriente hasta desembocar en el Río Tuy. De hecho, ríos y quebradas recorren a la ciudad y la sorprenden con eventuales inundaciones en las épocas de lluvia. La mención al río es fundamental al describir a Caracas porque, aunque mucha gente se sonríe cuando lo digo, una de las grandes proezas es cruzar la ciudad de sur a norte y visceversa, por el tráfico que se concentra en los angostos y escasos puentes que conectan los dos lados de la ciudad.
Este y oeste, son, sin embargo, las dos direcciones geográficas que marcan con mayor precisión la vida de esta ciudad cuya característica fundamental son los contrastes. Grandes y modernos edificios que coexisten con las más humildes de las viviendas, la presencia de los parques, de la naturaleza en un entorno urbano que apenas deja espacio para los viandantes. Parece una ciudad hecha más para los carros que para las personas, he escuchado decir pero, sin embargo ambos están siempre presentes. Inevitable: Caracas, a pesar de que es la ciudad más pequeña del país, tiene la mayor concentración de habitantes. Ello tiene su explicación pero seguro que ya habrá un momento para hablar de ella.
Por lo pronto, y una vez aquí, la gran pregunta es qué quieren ver, porque hay muchas alternativas. Vida nocturna, vida cultural, vida gastronómica, vida comercial, vida arquitectónica que representa la historia de la ciudad y que a veces, para nosotros que la habitamos, pasa desapercibida pero que para el visitante puede resultar todo un descubrimiento.
Antes de terminar esta breve introducción a la capital de Venezuela, un comentario sobre el alojamiento. Es altamente recomendable hacer reservaciones desde afuera o bien buscar hoteles que estén hacia el este de la ciudad o hacia el norte, pero no hacia el centro. Las Mercedes, Altamira, San Bernardino o Sabana Grande son las zonas en las cuales les recomiendo buscar alojamiento.
Pero como en el paseo imaginario que estamos haciendo ustedes ya tienen alojamiento, ahora los llevo a su hotel y mañana los busco para que comencemos a recorrer la ciudad. ¿Qué quieren? ¿Visitar los parques? ¿Los museos? ¿Algún pueblo aledaño? ¿O ir de shopping? Voy a pensarlo y hacer el itinerario. Hasta mañana.
fuente: eldiariodelviajero