Mencionábamos ayer que el Pabellón Puente estaba llamado a ser uno de los hitos de la Expo junto con la Torre del Agua. Pues bien, el Acuario se suma a ellos para formar el trío de estrellas imprescindibles de visitar.
El Acuario Fluvial se propone educar, investigar y divulgar. Su lema es “Paisajes del Agua” que nos traslada a las diversas regiones del globo a través de las cuencas de los grandes ríos representados aquí. En un recorrido que involucra todos los sentidos, se vivirán ecosistemas ricos y diversos a través de los sonidos naturales, el paisaje, la humedad ambiente y hasta se recreará la niebla de muchos de ellos.
El Acuario Fluvial se ha consituído como el mayor acuario de agua dulce de Europa. Un enorme edificio con más de 60 peceras y terrarios que acogerán más de 5.000 animales de 300 especies distintas de peces, reptiles, mamíferos y anfibios en la reproducción de sus propios entornos fluviales, como cocodrilos, nutrias, tucanes o pirañas.
Allí estarán representados los ecosistemas de 5 grandes ríos de los 5 continentes: El Nilo (África), el Amazonas (América), el Mekong ( Asia), el Darling ( Australia) y el río Ebro ( Europa).
Los cinco ríos confluyen en un gran tanque central: “El río del mundo”, que simboliza el origen del mundo y relaciona los cinco continentes en sus orígenes: Pangea.
En la parte superior del edificio una gran terraza cobija estanques de agua, que caerá en cascadas por las fachadas del acuario para llegar a los pequeños lagos que rodean el edificio.
Se encuentra junto al pabellón de España , los pabellones de comunidades autónomas y el pabellón de organismos y empresa. Al norte de las plazas temáticas (marcado con el número 14 en el plano general.
La entrada a la Expo más cercana es la puerta del Ebro, en la avenida de Ranillas, junto al barrio del Actur. Desde allí hay que pasar junto al pabellón de España y justo después está el Acuario.
Ha sido diseñado por Coutant Aquariums , responsables del L’Oceanográfic de Valencia y el Acuario La Rochelle, entre otras obras, y cuenta con la colaboración del Estudio madrileño de Arquitectura Álvaro Planchuelo.
El edificio que alberga el Acuario, que podría haber sido un poco más creativo (en verdad), será una de las piezas emblemáticas que quedará en el legado para la ciudad de Zaragoza una vez finalizada la Expo. Junto al Palacio de Congresos será el único pabellón que conservará su uso tras la exposición.
fuente: eldiariodelviajero