No sé si lo he dicho suficiente pero el principal atractivo de Caracas es su guardián: el Ávila: la gran montaña que bordea a la ciudad por el norte y que la separa de la costa. Pero no es una montaña aislada, sino un eslabón de la gran cadena montañosa de la Cordillera de la Costa que se proyecta hacia el oeste y traspasa las fronteras de la ciudad hacia el oriente.
El Ávila tiene unos 2600 metros sobre el nivel del mar y su presencia es imponente, no hay manera de no sentirse acompañado, arropado, cuidado por él. Y digo él porque normalmente le decimos “nuestro cerro”. Frases como “Subí al cerro”, “Mira que bello se ve el cerro hoy” o “El cerro amaneció encapotado (nublado)” son muy comunes entre los habitantes de Caracas.
El Ávila es, además y sobre todo, un Parque Nacional de los muchos que tenemos en Venezuela. Fue decretado como tal en 1958 y está conformado por cuatro montañas o picos: el Pico Oriental, El Pico Naiguatá, el Pico Occidental y el Pico El Ávila. Hacia cada uno de ellos hay caminerías de delinean excusiones a través de una vegetación por momentos muy densa, con estaciones de guardaparques y en algunas zonas construcciones centenarias que dan muestra de la importancia que tuvo desd la época de La Conquista para la comunicación con el mar.
Voy a hablar de cuatro excursiones o paseos para conocer distintos parajes de esta gran extensión boscosa que no deja de maravillar a sus visitantes: 1) el Camino de los Españoles; 2) Galipán; 3) Hotel Humboldt y el teleférico y 4) Excusiones y picos. Por el interés y atractivos que presentan, dividiré el trabajo en varias entregas.
El camino de los Españoles: como su nombre lo señala es el camino a través del cual los conquistadores españoles llegaron desde la Guaira al Valle de Santiago de León Caracas y que se utilizó durante siglos como la única via de comunicación entre el puerto y la ciudad. Recibe muchos nombres como por ejemplo ‘Camino a Caracas’, ‘Camino a la Mar’, ‘Camino al Puerto de San Pedro de la Guaira’, ‘Camino Real’ o ‘Camino Viejo’.
Hoy en día es un paseo trazado durante el cual el excursionista puede encontrarse con ruinas de construcciones de varias épocas, principalmente las de la conquista (s. XV y XVI) y la Independencia (XVIII y XIX). Pequeñas capillas a lo largo del camino sirven incluso hoy de paradas para las procesiones que se realizan anualmente desde la población de La Pastora al oeste de la ciudad, una de las más tradicionales, por cierto.
Además de capillas, sin embargo, también se pueden encontrar diversos fortines como el Fortín de El Salto construido en 1650 y el el Fortín de El Medio y el de La Cuchilla, ambos de 1770. Igualmente hay castillos como el castillo Blanco, el castillo de San Joaquín y el castillo Negro, todos ellos de la misma época del siglo XVIII.
El Camino de los Españoles fue también el camino de los exploradores y fue alabado por Alejandro de Humboldt quien lo colocó entre los más importantes de sus exploraciones por las regiones equinocciales. Ello habla, por supuesto de su flora selvática y de su fauna salvaje y semi salvaje que incluye venados, serpientes, arañas y pequeños tigres o cunaguaros.
No deja de ser una travesía llena de misterio ya que la tradición se ha ocupado de transmitir leyendas de espantos y aparecidos que tienen a los gruesos muros como sus principales testigos. Hay una en particular de esta zona que es la del perro de la Pastora que, dicen, se sube al caer la tarde en un autobús cuya útltima estación es la Puerta de Caracas, comienzo de esta excursión.
Fascinante para cualquiera que quiera aventurarse siempre, por supuesto, de la mano de un buen guía que conozca sus escondrijos. ¿Estáis preparados?