6 cementerios para visitar... mientras estés vivo


La muerte, y todo lo que la rodea, ha sido desde el comienzo de los tiempos un fenómeno envuelto de cierto halo de negatividad y superstición. Visitar un cementerio, por ejemplo, no es plato de buen gusto para nadie, obviamente por todo lo que implica.

Sin embargo, existen cementerios que merece la pena visitar, bien por quien allí está enterrado bien por su interés histórico, como confirman los millones de visitas que cada año reciben de gente vivita y coleando. Los más célebres son los siguientes:


* Père-Lachaise: podría decirse que es el cementerio más grande del mundo y una de las principales atracciones turísticas de París. Fundado por orden de Napoleón, en él descansan los restos mortales de Oscar Wilde, Edith Piaf, Victor Hugo, Marcel Proust, Molière o Frederic Chopin, si bien su inquilino más famoso y mediático es el malogrado cantante de The Doors Jim Morrison (Web oficial – Wikipedia).

* Valle de los Reyes: es una necrópolis del antiguo Egipto en dónde se encuentran las tumbas de la inmensa mayoría de faraones del Imperio Nuevo, así como unos pocos o pocas reinas, príncipes, nobles e incluso mascotas. (Wikipedia)

* Catacumbas de Roma: en ellas se hallan las tumbas de gran parte de los Papas de la religión católica (Web oficial – Wikipedia).

* Forest Lawn Memorial Park: se trata de un cementerio privado en la ciudad de Glendale (California), y en él se encuentran los restos de celebridades de Hollywood como Walt Disney, Humphrey Bogart o Mary Pickford (Wikipedia).

* Cementerio Nacional de Arlington: se encuentra en Washington y en el descansan muchos de los soldados del ejército norteamericano caídos en combate, aunque también los restos de John Fitzgerald Kennedy y su esposa Jacqueline Kennedy Onassis (Web oficial – Wikipedia).

* Tumba de los Guerreros de Terracota: descubierto en 1974 y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, se trata de más de un ejército de más de 7000 figuras y caballos de terracota a tamaño real enterrados con el autoproclamado primer emperador chino en el año 210 AC (Wikipedia).

Así que ya sabéis, visitadlos mientras estéis vivos y podáis, porque una vez muertos ya podréis ver en el más allá a sus célebres inquilinos.
Fuente: eldiariodelviajero