Malargüe: el primer planetario digital de América


Se ubica en las alturas de los Andes, en la localidad argentina de Malargüe conocida por el azul de su cielo limpio (ver mapa). Una zona especialmente dotada por la Naturaleza para la observación del universo. El planetario, unido al observatorio de rayos cósmicos Pierre Auger, el ICES (Centro Internacional de Ciencias de la Tierra), así como el futuro Parque de las Huellas, entre otros, se incorporan para complementar el conocimiento científico con el interés turístico del departamento de Malargüe.El Planetario inaugurado estos días se articula en un conjunto de cuatro edificios que cubren 1.600 metros cuadrados. Sin dudas, el domo o pirámide, es el más atractivo para los visitantes porque es donde se proyectan los shows espaciales.

En el domo hay 65 butacas reclinables con una inclinación superior a 30º y cinco proyectores digitales SKY Scan, software y equipamiento de sonido e iluminación de última generación 5.1, que permiten al público la contemplación del cielo proyectado con excelente resolución de imagen y sonido. Las proyecciones sobre la pantalla semiesférica brindan una excelente imagen tridimensional, ubicando al espectador en una especie de burbuja espacial.

Las instalaciones del complejo están compuestas también por espacios exteriores que cuentan con espacios verdes y secos y vistas de elementos particulares como relojes solares, fuentes y naturaleza circundante. En el predio, estudiantes, investigadores, científicos y público en general poden explorar el universo, disfrutar del movimiento de los objetos y fenómenos celestes, entre otras tantas actividades.

El planetario abre sus puertas todos los días, a excepción de los martes. Las funciones tienen un costo de 5 pesos (aproximadamente 1 euro) para menores y 10 pesos (2 euros) para mayores.

Si tu ruta americana te lleva a la provincia de Mendoza (Argentina), además de disfrutar del buen vino, de la alta montaña, de la calidez de su gente, levanta tus ojos al cielo y disfruta de las estrellas al alcance de la mano.
FUENTE: ELDIARIODELVIAJERO