El renacer de Puerto Madero


Cuando hablaba de las primeras impresiones de mi viaje a Buenos Aires, prometí que daría consejos sobre los lugares de Buenos Aires que no hay que dejar de ver.

Puerto Madero es uno de ellos, y aunque hay más sitios imperdibles en la ciudad quiero dedicarle a este un post exclusivo porque realmente es una de las zonas más bonitas de la ciudad, sino la más. Es un área relativamente nueva en constante transformación, de hecho ha crecido muchísimo desde la última vez que visité Buenos Aires, tres años atrás.

El proyecto Puerto Madero surgió hará cosa de diez años con el concepto de convertir la ciudad de cara al Río de la Plata, no de espaldas a él, y de rescatar la zona portuaria de Buenos Aires, un sitio histórico que a principios del 1900 fuera la puerta de entrada de la oleada de inmigrantes que fueron forjando la identidad del pueblo argentino.

Así, comenzaron a reciclar los antiguos docks convirtiéndolos en modernos edificios donde se instalaron oficinas, algunas viviendas, restaurantes muy buenos, bares y hasta una universidad en la que he estudiado. Los docks son un patrimonio arquitectónico, son 16 edificios (los que veis en las fotos con ladrillos a la vista) que bordean los cuatro diques.

Para visitar la zona de Puerto Madero se puede llegar en autobús, en taxi o en un tren ligero que acaba de inaugurar estación. También hay unas furgonetas para turistas que recorren la zona.

Además de los docks tan característicos, muchas empresas han construido allí modernos edificios, se han instalado algunas tiendas exclusivas y hay un área nueva de viviendas en plena construcción con torres altísimas con vistas al río.

Por supuesto, viendo el auge turístico de la zona, se han instalado allí prestigiosos hoteles como el Hilton, el Hotel Madero (Sofitel) y el Faena Hotel + Universe, un llamativo hotel boutique diseñado por Philippe Starck que ha sido reconocido por la prensa turística mundial.

Entre otros sitios de interés puede visitarse la Fragata Presidente Sarmiento, amarrada en el dique 3, que hace un siglo recorría el mundo como buque escuela de la Armada Argentina y ahora está convertido en Museo.

El Puente de la Mujer, del genial Santiago Calatrava es un regalo para los ojos. Es todo un honor que Buenos Aires posea la única obra del arquitecto en América Latina. Según dicen, está inspirado en la figura de una pareja bailando el tango.

Para quienes les interese tomar un poco de aire fresco pueden darse un paseo por la Reserva ecológica Costanera Sur, mechada de bosques y fuentes históricas que a comienzos del siglo pasado servía como balneario para los porteños. Se pueden observar diversas especies de aves o simplemente contemplar el paisaje.

Aunque os comentaba en el post anterior que el tema de la seguridad está mejor, tampoco es para descuidarse. El lugar tiene bastante movida nocturna pero no recomiendo distraerse por sitios solitarios a altas horas de la noche.

Realmente es una zona muy bonita que no puedes dejar de conocer si viajas por primera vez a Buenos Aires. Y si no es la primera vez seguro que te ha gustado tanto que repites. Como porteña, para mí es un orgullo que esta parte de la ciudad que hace años estaba olvidada y casi en ruinas esté hoy convertida en un referente de modernidad urbanístico.